Motivaciones y Fracasos

Motivaciones y fracasos pueden marcar tu rumbo, tu biografía. Es algo inevitable. Iré desgranando los míos. Veamos:

Tengo cosas que quiero ocultar y otras que no puedo negar; por ejemplo que nací. Nací en, Abarán, un pueblecito de Murcia de apenas trece mil habitantes; creo que antes de tiempo. Me dí cuenta de ello el día que fui a reclamar a Carrefour porque un vídeo que había comprado no conservaba el orden de las emisoras; ante la explicación que el informático me dio, le objeté:
– Eso es lo que explica el librito y lo he hecho. No funciona.
-¿No? ¿Tiene usted algún hijo pequeño?.
– Sí. Mi hija pequeña, tiene 27 años.
– ¡Ah, no! De veintisiete no. Uno de siete.
Aquella precisión dejó destrozado mi pundonor. Yo estimo que de haberse retrasado mi nacimiento unos setenta u ochenta años sería un informático ideal, o al menos no tendría que estar dando la lata a mis hijas para cosas tan simples como el manejo de este blog. Afortunadamente, las nuevas tecnologías nos permiten una comunicación fluída. Siempre he querido dominarlas pero el destino es un inconsciente y desde mi más tierna infancia no me lo ha permitido. No es una protesta inmotivada; cuatro años tenía cuando el boom del cine. Se convirtió en el más eficaz medio de comunicación de masas y los Reyes Magos, generosos como siempre, nos pusieron un cine sonoro, de aquéllos de manivela (especial porque es el único de este tipo que yo he visto); combinaba mecánicamente la imagen con un tocadiscos situado sobre el proyector. Cuando unos días depués, nuestro médico de cabecera vino a ver qué tal seguían mis otitis y nuestras anginas, se produjo una anécdota que mis padres contaron a sus amigos sin notar que yo me ponía colorado. El médico preguntó a mi hermano:
– Rogelio, ¿Qué te han puesto los Reyes?
– Un cine sonoro.
– ¡Que bien! ¿Y a ti, Pepito?
– A mí, p’a verlo.

No Fui Siempre Niño    Volver a Biografía