Yomimismo

Cuando la crisis del realismo literario abrió su puerta a las vanguardias, al amparo de las revistas surgen grupos inconformista y revolucionarios, artísticamente hablando. Se adelantaron los grupos pictóricos Die Brüke y Der Blaue Reiter divulgando las ideas expresionistas, aunque el término vanguardia no aparecerá hasta comienzos de la Gran Guerra. Los manifiestos futuristas de Marinetti, Corra y Settimelli y el del grupo futurista ruso de Mayakovski titulado Una bofetada a la opinión pública, provocaron una ya anunciada explosión de movimientos; la mayor parte desconocidos fuera de sus localidades. Son los ismos que surgieron en todas partes en progresión geométrica y que elaboraban en sus manifiestos su concepción de las artes (con pocas diferencias entre unos y otros). Ya en 1929 la revista francesa L’Esprit Nouveau citaba en columna más de cuarenta: Runrunismo, Simplismo, Purismo (de César Vallejo), Egoprimismo, Cubismo, Zenitismo, etc, etc, etc. Entre esos ismos estaba el Yomismismo, el único que no publicaba su manifiesto para conseguir seguidores sino que imponía que cada cual construyera su propia idea del arte y la literatura, y elaborase su propio manifiesto. Yo me sitúo bajo sus garras para libremente situar mis ideas en mi propia vida, recordando que España no se libró de este efecto doppler; aquí se llamó Ultraísmo.

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