DECORACIÓN Y ESCENA DEL PRIMER ACTO DE «MIGNON» DE GUSTAVO ADOLFO BÉQUER

GARCÍA TEMPLADO, JOSÉ (2016),  “Decoración y escena del Primer Acto de Mignon de Gustavo Adolfo Béquer», La Ilustración, 12-6-1870., en AA.VV. Bécquer periodista PALOMO Y NÚÑEZ (eds.) Madrid: Fundación Universitaria Española. ISBN: 978-84-7302-869-4

Pese a estar incluido en el apartado periodístico de la crítica teatral, el propósito de mi estudio era descubrir el interés de Bécquer por el estreno de la ópera Mignon, quizá porque tanto él como su hermano pintor (autor del famoso retrato de Gustavo Adolfo) eran expertos en música. Sin embargo la música queda al pairo, para que sea valorada por críticos musicales experimentados. La inducción que el título ejerce en el lector es una falacia, no pretende analizar las condiciones y calidad de la obra.

Comienza por no ser objeto de observación más que el acto primero. Cuando has leído el artículo completo te das cuenta que para su objetivo un acto era suficiente. Se trataba de poner en candelero la situación del teatro en España, dar un empujón a esa transformación que se está produciendo, de corrales a teatros; una transformación que descubre ya realizada en la revista musical parisina, pese a ser objeto de middcult (cultura media).  “La falta de artificio escénico lo suplían la potencia de la creación, el talento de los intérpretes y el entusiasmo del público”.

Explica la revolución escénica que se está produciendo en Europa, mientras que nuestros corrales “se han resistido heroicamente a perder los hábitos y las hechuras” (no se priva de la ironía romántica), aunque reconoce la excepción del Coliseo de la Plaza de Oriente. Pero Mignon se estrenó en el Coliseo del Circo de Madrid. Su alegato debió jugar un importante papel en la nuevas estructuras teatrales, ya que los nuevos locales nacían con tramoya, maquinaria escénica, telones de fondo y embocadura y luz artificial. No aclara que gran parte de esos recursos los ofrecían los Teatros de Corte; aparatos con una gran tradición: desde el deus ex maquina de la tragedia griega al bofetón que usa Lope y los fanales enormes que permitieron a Ganassa no cerrar el Corral de la Pacheca los días de lluvia. Bécquer exige:

“que no se nos hable sólo al corazón, que se nos hable también a los ojos”

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